Las muelas del juicio suelen aparecer en el peor momento: justo cuando tu sonrisa ya parecía estar “en paz”. Muchos pacientes llegan a la consulta confundidos, con dudas y, sobre todo, con la misma pregunta: ¿realmente necesito quitarlas?
En mi experiencia —y después de ver cientos de casos en clínica— no siempre hay que intervenir, aunque esperar demasiado puede complicarlo todo. Cuando empiezan a generar molestias, infecciones o desplazan otros dientes, lo mejor es no demorar la decisión. En esta guía te explico, de forma clara y honesta, cómo identificar problemas, qué ocurre durante la extracción y qué puedes esperar en la recuperación.
Qué son y por qué aparecen en la vida adulta
Las muelas conocidas como terceros molares son un vestigio evolutivo. Hoy casi no las necesitamos, pero tu boca puede intentar desarrollarlas igualmente.
Suelen aparecer entre los 17 y 25 años, aunque muchos pacientes se sorprenden cuando llegan después. También es normal que no todas salgan, o que unas crezcan rectas mientras otras se quedan “atrapadas” bajo la encía.
Síntomas que indican que algo no va bien
Cuando estas piezas intentan salir sin espacio suficiente, es frecuente notar:
- Presión o dolor en la zona posterior de la mandíbula.
- Inflamación de encías y dificultad para abrir la boca.
- Episodios repetidos de infecciones.
- Cambios en la posición de otros dientes, especialmente apiñamiento.
Muchos pacientes me comentan que “al principio solo era una molestia”. Pero cuando aparece inflamación o infección, el proceso tiende a repetirse… y cada brote suele ser más intenso.
Cuándo es realmente necesario extraerlas
No todas deben quitarse, pero cuando dan problemas, es mejor actuar pronto.
Recomendamos la extracción cuando:
- Hay dolor recurrente.
- Se generan infecciones que afectan a la encía.
- Empiezan a mover otros dientes.
- La pieza está inclinada o atrapada en una posición que podría dañar estructuras cercanas.
También existen casos estables en los que podemos observar y vigilar, siempre con radiografías de control.
Cómo es la extracción paso a paso: un procedimiento sencillo
La mayoría de pacientes llegan nerviosos… y salen diciendo: “Pensé que sería peor”.
La razón es simple: se realiza con anestesia local, y en la gran mayoría de casos el procedimiento dura entre 20 y 40 minutos. Durante la intervención sentirás presión, pero no dolor.
Una vez retirada la pieza, colocamos una sutura fina para facilitar la cicatrización. La inflamación posterior suele ser leve, como bien comentabas, y responde muy bien a las pautas indicadas.
Recuperación: qué esperar en los primeros días
El posoperatorio suele ser más sencillo de lo que imagina la mayoría.
Te recomiendo:
- Aplicar hielo intermitente las primeras horas.
- Evitar alimentos duros, calientes o picantes.
- Mantener una higiene suave pero constante.
En mi experiencia clínica, lo habitual es que el paciente retome su rutina en 2–3 días. A veces queda una ligera molestia al masticar, pero desaparece rápidamente.
Riesgos, mitos y dudas habituales
- ¿Duele quitarlas? No. La anestesia local evita el dolor.
- ¿Es peligroso? El riesgo es bajo si lo realiza un profesional cualificado.
- ¿Qué pasa si decido no quitarlas? Podrían no dar problemas… o producir infecciones repetidas, dificultar la mordida o provocar desplazamiento dental.
- ¿La recuperación es siempre igual? No, pero en la mayoría de los casos es rápida y predecible.
Conclusión
Las muelas del juicio pueden formar parte natural de tu boca… o convertirse en un obstáculo para tu salud dental. La clave está en evaluarlas a tiempo, identificar señales de alerta y decidir junto a un profesional qué opción es la más adecuada. Y si finalmente necesitas una extracción, recuerda que suele ser un procedimiento rápido, controlado y con una recuperación sorprendentemente llevadera.
Dr. Miguel Estévez
Especialista en Cirugía, Periodoncia y Estética dental. Con una experiencia clínica y docente, lidera el equipo de Clínica Estévez como director médico, garantizando tratamientos innovadores y de máxima calidad.
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